Por una estupidez, cayó envuelto en un abismo... solo fue un mensaje de texto, un arrebato de ira, un ataque de celos, palabras sin pensar, que lo hicieron llevar a una muerte lenta, como si estuviese atrapado en una tela de araña que él mismo tejió siendo consiente, sabiendo que quedaría preso.
Las palabras lo ataron y fueron por ellas mismas que cayó, por esas mismas palabras su lengua o mejor dicho sus dedos... dijeron cosas inútiles y estúpidas que ya no se pueden borrar. Esta noche para él todo se convirtió en iluso y confuso... le cuesta creer quien es y lo que ha sido y no quiere tener idea de lo que será, pues lo que ahora es, no lo ve muy bien, porque a duras penas puede llegar a entender sus pensamientos y su corazón.
Mientras tanto ella, se dio cuenta de que no valía la pena, que era mejor cerrar el libro y buscarse otro, porque por más que ella quisiera pasar la página, él siempre quería leer la misma. Se cansó y llegó al límite y esa estupidez, ese mensaje de texto, por tonto que pareciera fue la gota que derramó el vaso, vaso lleno de tantas cosas, casi siempre las mismas, esas manías idiotas. Y Comprendió que no podía ser feliz con un infeliz.
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