Ella había tenido muchas historias con algunos chicos, pero ninguna con un final feliz, había días en los que se preguntaba cuándo iba a llegar el verdadero amor a su vida. Pero el tiempo pasaba tan lentamente para ella, que pensaba que el tren iba a pasar y que jamás se iba a montar.
Pero ese día, caminando por una plaza, después de mucho tiempo, se volvió a encontrar con aquel chico que una vez juró que ella era el amor de su vida, tenían 4 o 5 años que no se veían, sin embargo ese encuentro no fue muy agradable, él, estaba drogado y algo tomado, y sus amistades no eran las mismas de antes; intentaron entablar una conversación y ponerse al día con sus vidas, pero el ambiente incómodo se los impedía.
Por un instante, los años que habían perdido se desvanecieron, al quedar los dos frente a frente, mirándose a los ojos sin decir una sola palabra. Ella no sabía que decir, él sólo la miraba y sonreía al ver lo hermosa que era, hasta se podría decir que cierto grado de tristeza se notaba en su mirada, como si estuviera lamentando el haberla perdido por tantos años.
Intentó besarla… pero al acercarse, el olor a cigarro y el alcohol le dio asco a ella y ese momento mágico y romántico se derrumbó por completo al ella rechazarlo, lo hizo con tristeza, simplemente le dijo, “No puedo…” Él la respetó y se alejó, trató de sonreír y hacer como si nada hubiese pasado, mientras iba a buscar otro trago.
Como en medio de vampiros, como una carnada fresca a punto de ser devorada, así se sentía, cada vez que los amigos y amigas de él la miraban… comprendió en ese instante que era el momento de seguir su camino, se acercó a él para decirle que ya se iba, pero al verle se dio cuenta de lo tan drogado que estaba, que seguramente ni notaría que ella se había ido.
Con tristeza, decepción y frustración se dio la vuelta y siguió su camino… se dijo, más nunca volveré a pensar en él… pasaron los días, casi normales y rutinarios cuando caminando nuevamente de su casa al trabajo, lo encontró de nuevo por las calles… sentado en una esquina como un vagabundo, con el cabello despeinado, la ropa sucia y desgastada; al verle se le hizo un nudo en la garganta pero fue a saludarlo.
Él al verla, con una gran sonrisa, le dijo: “Días atrás soñé contigo, eras tan real, tan hermosa y perfecta, parecías un ángel… me podrías decir cuál es tu nombre?” por un momento vaciló pero dulcemente le contestó: “Soy Ángela.” Mientras a todas estas él, como cual loco pordiosero se empezó a reír frenéticamente a carcajadas y echarse un trago de la botella medio vacía de ron, ignorándola por completo como si nada.
Ella, perpleja por lo que había visto, siguió su camino… no quiso esta vez preguntarse nada, ni si quiera pensar en algo, simplemente optó por hacer lo mismo que él había hecho desde que lo había conocido, decidió ignorarlo y hacer como si nada hubiese pasado.
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