Aromas y comidas diferentes... conocí muchas personas, viví en carne propia la xenofobia de las personas por ser de Venezuela. Llegué a ese punto en el que no tienes tiempo ni para pensar, solo para dormir y para despertar e ir a trabajar y así continuamente la rutina.
Han pasado tantas cosas que ni sé cuál de ellas contar. Pasé malos momentos, pero también buenos, conocí gente mala pero también a otros que fueron cariñosos, sin embargo en todo este proceso puedo decir que conocí más a Dios de lo que antes lo conocía.
Me hubiese gustado quedarme más tiempo en ese país, cuando la adaptación ya se estaba encarnando en mí, tuve que salir porque la visa se venció. Ahora me encuentro en otro país, en Argentina, a penas tengo 2 meses y a diferencia de una ciudad urbana, me he mudado a una ciudad tranquila.
Creo que desde aquí ya podré volver a ser yo misma y podré volver a crear, escribir y soñar... ha sido extraño para mí el haber hecho una pausa y ahora volver. Tengo mis dudas y algunos temores pero una chispa de querer intentarlo de nuevo.
No sé con quién hablo ni a quién le escribo, pero se siente bien poder expresar lo que hay en mi mente y en mi corazón y poder de alguna manera sentir que puedo inspirar a alguien en alguna parte del mundo.
Y aquí vamos de nuevo... en este proceso de adaptación, adaptarme a una nueva cultura, a una nueva agenda a una nueva forma de vida y en este proceso de adaptación espero nuevamente florecer.
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