Nadie llama...
Me invadió un silencio sin redención
hasta la consumación de los siglos.
Habito este laberinto urbano
sin tener planos para posibles escapatorias.
Soy adicta a ti, aún sin remedio reconozco mis límites
en este día de penurias cuando todo luce sin aliento
en esta tarde de ausencias.
Comentarios
Publicar un comentario