La Chica Europea


Cuando eran adolescentes, estudiaron en la secundaria juntos; él era el popular del salón, mientras que ella pasaban tan desapercibida como el aire que se respira, decían que no era para nada atractiva, pero todos la conocían como la chica europea. Los dos tenían ambiciones, sueños y deseos… aspiraciones como cualquier otro.
Él esperaba ser un empresario exitoso, mientras ella deseaba tener esposo, vivir tranquila en su propia casa y tener un carro privado con comodidad plena… pero el sueño de ambos se desboronó antes de que pudiesen llegar a realizarlos.
Vivían en un país donde las circunstancias, cada vez se hacían más difíciles. Donde decisiones equivocadas, llevaban a ésta nación por un despeñadero de escases, miseria y hambre. Todo porque la tiranía de una mayoría necia imperó, votando a favor de alguien que terminó destruyendo no solo sueños, sino también razón.
La situación se agudizó de tal manera, que una ola masiva de gente comenzó a dejar el país, en busca de lograr sus sueños. Y ahí, estaba ella; ahí, estaba él. Ambos con los sueños desechos, pero con las ganas de vivirlos, ella esperando ser rescatada y él soñando con un papel que le diera una entrada triunfal en un lugar donde pudiera hacer sus sueños realidad.
Mientras las amigas de ella ya estaban casadas y algunas hasta con hijos, ella todavía seguía sola, esperando tener la misma dicha que las demás. Mientras él buscaba por todos los medios salir de su tierra pero por la mala suerte no lo lograba.
Un día por casualidad, se acordó de la fea, sí, de aquella chica que era europea. Y rápidamente maquinó en su mente, el cómo conquistarla y sabía que el primer paso era visitarla. Decidido fue a ver a su futuro cuñado y esa tarde en la panadería, por primera vez preguntó por Fátima Regina.
Las visitas a la panadería, eran cada vez más frecuentes, sobre todo los martes, los jueves y viernes, ya que en esos días, él sabía que ella estaría presente. Locamente entregado a lograr su meta trazada, la invitó varias veces a comer, para así poder conquistar poco a poco a esa chica europea, que era solo un poco fea.
El tiempo pasó y como si no hubiese reloj, Fátima Regina estaba muy feliz y también decidida a decirle sí, aquel día a Juan Luís, cuando arrodillado frente a todos le pidió matrimonio con una sortija de oro.
Ya había logrado el aprecio del cuñado y el respeto de los suegros, a los cuales convenció de que sólo sus sueños se harían realidad, si Fátima Regina, se iba con él para Portugal. La idea nos les pareció nada mal, de hecho ya ellos pensaban irse para allá.
Tal fue la astucia de Juan Luís que hizo que los suegros lo hicieran feliz, con 2 boletos de avión, como regalo de bodas y por si fuera poco, que también le dieran dinero, para cubrir los gastos el primer año de matrimonio.
Al cabo de un año, los dos habían logrado lo que tanto soñaron, rápidamente él montó una empresa y tuvo mucho éxito con ésta. Mientras ella, no se podía quejar, pues vivía en comodidad plena, como siempre quiso, tranquila en su propia casa, con un carro privado y por fin, tenía a un hombre que la amaba.
Aunque les comenté que todo parecía indicar que por interés él se quería casar, terminó enamorándose, de la chica europea que en realidad no era fea.
¡Ah por cierto! Ésta noche, la chica europea, va a dar a luz a una pequeña, a quien los dos le dieron el nombre de Venezuela.
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