Erase una vez en una noche totalmente fría y sola, donde solo se podía escuchar el murmullo del viento que se suscitaba a lo lejos, el cual susurraba suavemente un nombre. Nombre extraño y desconocido pero que dejaba un cierto grado de misterio.
Los árboles escuchaban el nombre, los animales grandes y pequeños también y con gran temor muchos procuraban esconderse; hasta que por un momento parecía palidecer y morir lentamente la voz del viento que toda la naturaleza creyó que ya no lo escucharía más, sin esperarse que de un momento a otro un gran relámpago desgarraría un grito mortal pronunciando tal nombre extraño y desconocido, dejando para siempre la leyenda de la voz del viento que una vez pronunció aquel nombre que jamás y nunca ningún ser humano pudo escuchar, solo pudo saber el relato a través de este pobre árbol que ya casi ni tiene ramas, ni hojas.
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